CARA O CRUZ

Ayer Muñiz Fernández, árbrito de la contienda, lanzaba la moneda al aire para sortear los campos antes del partido que iba a enfrentar al FC Barcelona y al Real Mallorca. ¿Salió cara o cruz? Sinceramente, no lo sé. Un encuentro sin Messi, a las 10 de la noche, después de un día desapacible y frío parecía presagiar que ni iba a ser la mejor noche para el espectáculo futbolístico ni para las grandes imágenes deportivas. Pintaba más bien cruz. Llegaron los goles y las alegrías, como llamamos los fotógrafos a las celebraciones de los jugadores después de un gol. Alexis se reencontró con el gol y hacía callar a sus detractores, Cesc se puso el diez a la espalda y marcaba a pares. Iba cambiando de cruz a cara la noche. Pero con el descanso el ánimo general entre los 'foteros' parecía decaer. Todo el pescado parecía vendido y la segunda parte se intuía aburrida, como si fuera más importante la presencia que la esencia, pero saltó Éric Abidal a la banda y todos pensamos que la que la foto del día estaba al llegar, se aproximaba. Cada uno se colocó como pudo, entre recogepelotas y guardias de seguridad, esperando captar la imagen de un héroe, la cara de la moneda, el ejemplo de optimismo, de lucha por la vida y por el fútbol. Así fue y justo antes del minuto 22 Tito, que también se reencontraba con el banquillo del Camp Nou, dió la orden de que saliera Abidal. Se despojó del chandal y se puso a rezar en la banda, al lado de Tito, mientras el Camp Nou coreaba su nombre y se olvidaba de la goleada al Mallorca, de la Liga, del próximo partido de Champions, lo único importante era la reaparición del francés. Ahora ya se lo que salió: Cara.


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