Hace unos años tuve la oportunidad de realizar un reportaje sobre los mejores deportistas olímpicos que acudían a una nueva cita olímpica. Uno de los deportistas que me tocó fotografiar fue a David Cal, el deportista español más laureado en una olimpiada, que ha anunciado hoy su retirada. Estoy acostumbrado ha hacer retratos a jugadores del Barça repetidas veces para ilustrar una entrevista para el diario. Siempre son encuentros de escasos minutos donde el futbolista en cuestión se coloca ahí donde se le indica, posa, ríe forzadamente, se dispara y fin de la sesión. Pero en el caso que me ocupa, y en la mayoría de retratos que he hecho de temática polideportiva, es casi siempre al contrario. Quizás por que están poco acostumbrados a ser entrevistados o que raramente, si no es por una cita olímpica, cada cuatro años, se les demanda,el deportista se siente más cómodo. Con David no fue una excepción. Fui hasta Pontevedra en un canal donde entrenaba. Me cito a una hora, justo antes del entreno matinal y me explico cual era su trabajo en el entreno. Yo me debía adaptar a ello y así lo hice. Me subí a la embarcación del entrenador que seguía las evoluciones de David en su canoa y estuve disparando a mi antojo todo el entreno. Luego al acabar, después de un duro entreno, concerté con el un posado en el embarcadero. Se mostró amable y simpático y me ayudo ha que la foto se hiciera como yo quería. No hubo prisa ni objeciones, disparé como quise y donde quise y bajo estas lineas os muestro una de las fotos que escogí para el reportaje. Da gusto trabajar así con toda una estrella del deporte sin que te ponga trabas a tu trabajo. El resultado siempre es mejor. La sonrisa es más espontánea y la imagen gana en veracidad.
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