No se puede decir que Pep Guardiola se haya hecho el sueco con el tema Ibra. Nada más empezar la rueda de prensa, previa al partido contra el Hércules, no se ha negado a dar explicaciones sobre la salida de Zlatan del club. Pep quería dejar zanjado el tema y olvidarse, pero a mí no me ha sorprendido su respuesta, aunque dudo todavía de que palo va. Caballeroso como siempre se ha limitado a explicar que el no era nadie para cambiar el carácter del ariete o que quizás el no había sabido transmitirle el mensaje, en todo caso dejaba claro que había aprendido mucho del ahora delantero del Milán Parece ser que todo ha sido un problema de comunicación y punto. Guardiola no ha entrado en temas deportivos ni personales y ha deseado que el delantero tenga mucha suerte en su nueva etapa.
Por otra parte es sabido por todos que las discrepancias entre Pep y el sueco iban más allá de lo deportivo y las salidas de tono eran más habituales de lo común y si una cosa tiene Guardiola es su tajante idea de unión en el vestuario, no quiere gallitos que puedan desestabilizar el grupo pero como es lógico el mister no lo ira pregonando en rueda de prensa y en consecuencia se ha dedicado a torear al más puro estilo futbolístico las preguntas de los periodistas que esperaban una rajada en toda regla del entrenador pero por enésima vez no llegó ni llegará.
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