Puede que con el paso del tiempo nos percataremos mejor de que el Barça, y me refiero al equipo, no solo a cambiado su mentalidad derrotista y su madriditis convulsiva de los últimos años sino que además también ha sabido modificar la actitud, en muchos momentos dramática, de las transiciones presidenciales.
Desde que el FC Barcelona volvió a ganar títulos, y ya no solo a la corta etapa de Guardiola sino a la anterior con Rijkaard e incluso me atrevería a decir de la etapa de Van Gaal, el equipo ha ido poco a poco despejando dudas, haciéndose con un patrón de juego envidiado por toda Europa y además ganando títulos.
Al mismo tiempo, en el tema presidencial, el ‘Culé’ pensó que caía en el abismo después de que Núñez lo dejara en el 2000, se frustró en los tres años que Gaspart se gasto más de 180 millones de euros en tres años y no ganara nada y cuando entró en Joan Laporta en el 2003 tuvo que sufrir las divisiones entre Nuñistas y Laportistas.
Pero hoy intuyo que a partir de ahora el palco y el equipo van a ir unidos de la mano por la senda de la tranquilidad. La victoria de Sandro Rosell el domingo y los gestos conciliadores de Laporta en sus últimos coletazos como presidente hacen preveer que esta vez el cambio de presidente no va a suponer una crisis en el club y que de la mano de dicho aplomo el FC Barcelona irá por buen camino para conseguir éxitos.
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